viernes, 31 de diciembre de 2010

La Teoría de los Números Bizarros.

Como buen estudiante, uno tiene la responsabilidad de recordar aquellas clases que le resultaron útiles y didácticas.

En mi caso, recuerdo una clase de Cálculo, en la que surgió la Teoría de los Números Bizarros. Un hecho de tremenda importancia que el profesor quería camuflar intentando enseñarme otras cosas, útiles para la asignatura. Después de todo, está en la naturaleza humana poner un nombre a todo, cosas reales e imaginarias por igual, ¡y válgame mi buena palabra que esa cosa no lo tenía!

El problema era, había ciertos números en la pizarra, francamente confusos y condensadordefluzomprendentes, del estilo de 1,6856..., que no parecían encajar en ninguno de los grupos tradicionales de números.

En realidad, algunos de ellos resultaron poder clasificarse más o menos fácilmente en los números racionales, ya que sólo había que atender a su peroicidad. Ésto está muy bien, pero, ¿que pasa mientras confirmas que un número de éstas características es periódico y cuando no lo sabes?

Por otra parte, algunos de éstos números no eran periódicos, y tales aberraciones no parecían posibles resultados de cocientes entre números enteros distintos de cero.

Así que una Teoría, que resolviese esos momentos de incertidumbre en los que uno no sabe como llamar a un número, cuando su vida o integridad moral bien puede depender de ello, empezaba a tomar forma.

Más tarde, tras un exhaustivo estudio de la materia, descubrí que éstos números ya estaban clasificados, y se trata de los números irracionales, que se dividen en los algebraicos irracionales y los irracionales trascendentes. ¿Pero me detuvo que el problema de clasificación ya estuviese resuelto?

¡Por supuesto que no!

El esquema habitual es así:



Los números algebraicos es un conjunto numerable, entre los que se encuentran, entre otros, tanto los racionales, de los que ya hemos hablado,  como algunos irracionales.

Mientras tanto, los números trascendentes, (que son esos números fardones que tienen un nombre, símbolo chulo o fonema propio, como e y Pi), son un conjunto no numerable, y comprobar a ciencia cierta que un número posee éste tipo de sangre azul está en algún punto entre "Eureka!" y difícil de cojones.

Para liar más el desaguisado, algunos números fardones, como el número aúreo, no son trascendentes, sino irracionales algebraicos, por lo que derrumba mi criterio estamental de clasificación, viéndose mezclados nobles de título e hidalgos.

¿La solución?

Como siempre ocurre cuando alguien se enfrenta a sí mismo, todo resulta para que su propuesta original sea la que vale. Ésta vez no fué distinto, y decidí que todo éste problema se resolvía introduciendo un nuevo conjunto de números, los Números Bizarros.

Ideado originalmente como una patada al diccionario, que define bizarro como:

(De it. bizzarro, iracundo).
1. adj. valiente  (esforzado).
2. adj. Generoso, lucido, espléndido.


A diferencia de como se podría entender (y quería en principio que se entendiese), del francés o el inglés bizarre, como estrambótico o raro, en el caso de ésta Teoría ha acabado adoptando un significado más acorde con el término español, ya que se trata de números gallardos y espléndidos.

El esquema, después de introducir los Números Bizarros:


Y se explica de la siguiente manera.

Nuestro número desconocido, que cumple las condiciones:


Abandona el lugar que los crueles matemáticos han designado a los números en incertidumbre, allá por la ignominia y a la izquierda:


Abandona éste triste lugar y se dirige a la maravillosa ciudad de Nobleria, así como quien va al Marina D'Or, donde todos los números son nobles hasta que se demuestre lo contrario.

Se convierte en Número Bizarro:


 De ahí, se deducen dos opciones:

-Que seamos capaces de identificarle posteriormente, en cuyo caso, el Número Bizarro pasará a su categoría correspondiente en Numeria (en éste caso, en su nomenclatura fardona en los números trascendentes), ciudad natal de todos los números.



-En caso contrario, por lo menos vivirá en Nobleria, así que habremos hecho una buena obra por ese número en particular, ¡y los que quedan por venir!

¡¡Que paséis bien la Nocheabuela (vieja es peyorativo, al parecer) y vivan los Números Bizarros!!

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