miércoles, 30 de junio de 2010

Pasión por el fuego

Se acabaron las fiestas de Tres Cantos, a las que cierto proverbial quejica que tiende a odiar las fiestas por su cualidad irracional, el exceso de alcohol, falta de espacios en los que hablar sin alzar la voz (salvo mutuo acuerdo con personas que quieren eso mismo, cosa en general rara o guardada muy en secreto) ha asistido casi todos los días...y para su sorpresa no se ha llevado tan mala impresión.

El primer ingrediente para éste éxito es evidente...la disposición propia...

Primero: Nunca había ido a las fiestas de Tres Cantos, por lo que iba sin ningún tipo de prejuicio.

Segundo: Aunque por supuesto sigo yendo con la esperanza de divertirme de una manera que éste tipo de fiestas jamás va a proporcionarme, ésta vez me importaba de veras practicar ciertas cosas que, en efecto, he podido practicar.

Tercero: Cada uno de los días fuí con una vestimenta que no era habitual para mi, facilitando la desinhibición y evitando demostrar sólo la misma parte de mi yo que demuestro siempre (lo que me da variedad e influye en lo de los prejuicios).

En resumen, todos sabemos que no puedes divertirte si no quieres divertirte.

El segundo ingrediente puede no ser tan evidente: el fuego. Fuego para desayunar y fuego para cenar.

La lluvia ha respetado los días en los que éste elemento había programado su aparición, la apertura y el cierre de las fiestas.

El primer día, San Juan. Fuego de la vieja escuela, tres metros de madera ardiendo...no eran pocos los que se acercaban a sentir el calor reconfortante y lo alimentaban con deseos (en pequeños trozos de papel), apuntes, libros de texto, exámenes suspendidos e incluso mochilas. Mientras el fuego se mantenía alto y la madera resistía el embite como mejor podía, grupos de chicas de instituto disfrazadas se turnaban para bailar alrededor de las llamas. Mejor no detallar cómo descubrí que al menos cuatro de éstas chicas se llamaban "Carlos".

Habiendo cedido al efecto hipnótico de los dos sucesos combinados, tocaba ahora ponerse pilas nuevas: el fuego había acabado con la mayoría de la madera y grupos de jóvenes (todo hombres con la excepción de una o dos mujeres, otra demostración más de un peso mal equilibrado de roles sociales) se amontonaban para saltar sobre los resquicios y las cenizas. Tocaba abrazar el fuego un poco más de cerca...lo que algunos desafortunados intentaron tomar de una manera demasiado literal. Por supuesto, alguien que llevaba saltando cosas todo el camino desde la estación hasta allí no iba a ser menos, y aunque mi deseo (Poder saltar cuatro metros) no parecía haber sido concedido, superé la prueba con dignidad y una nueva experiencia, la experiencia de que el fuego te recuerde el pasado, antiguas hogueras y tardes cerca de una chimenea o las piernas en el brasero...todos los recuerdos condensados en menos de un segundo mientras sientes el calor al saltar por encima, su forma de decir: "Si, estoy aquí y te recuerdo".

Tras unos días en los que otros elementos demostraban su poder, quién sabe si por envidia ante la devoción hacia el fuego, éste ya había madurado, se había modernizado y quería mostrarnos que él también sabía bailar al ritmo de una música, hacer más ruido que el trueno y brillar más que el rayo. El fuego sabía que iba a ser el centro de todas las miradas, y dió un espectáculo para cumplir esas expectativas a la orilla de un lago, así tanto nosotros como los entes del otro lado del espejo pudiesemos disfrutarlo.

Gracias en parte a mis dotes de genio (ver foto al final del documento), que indicaba con señales manuales cuando cada cohete debía explotar mientras me sentaba comodamente en mi alfombra mágica, todo fué a pedir de boca y se pudo apreciar el gusto del fuego por composiciones de Strauss y diversos ejemplos de música clásica, un descanso para todos los que durante el resto de las fiestas sólo pudimos escuchar pachangueo y vetetuasaberque metal.

Dando por supuesto que mi parrafada es felicitación suficiente para el ayuntamiento de Tres Cantos, por su eficiente realización de éstos dos eventos, que ya los quisieramos así en Colmenar, ahora quiero felicitar a los tricantinos, por mostrar un mínimo de civismo que aquí no existe...Si bien la gente seguía tirando todo al suelo, al menos no llegué a encontrar ninguna fuente rota, ni recibí agresiones verbales o de otra índole a razón de mi vestimenta, como sin duda hubiese pasado aquí.

En resumen y para acabar de una vez con el tema del fuego y mis salidas nocturnas: Recomiendo a quién nunca haya ido a las fiestas de Tres Cantos pasarse por allí algún año, y en concreto recomiendo el espectáculo de fuegos artificiales, que al parecer es al ritmo de una música todos los años y es bastante espectacular y mágico. Aparte, recomiendo recorrer todos los recovecos de ese parque, porque acostumbrado a parques mediocres es una auténtica preciosidad.

Para acabar, me gustaría expresar las ganas que siempre he tenido de que las fiestas Colmenareñas fueran distintas, con mejores actividades y menos uso del alcohol, el cual creo, a riesgo de equivocarme, que en gran parte es por la falta de alternativas.

Como sea, llegué a plantearme si sería viable recoger firmas o enviar una carta de opinión al ayuntamiento o al organismo que se dedique a planificar las fiestas al respecto, con propuestas originales, algunas más viables que otras, otras más ingenuas y utópicas, unas mas recreativas que otras...en fin, que me gustaría, aunque aún tengo pocos Colmenareños enlazados en Tuenti, que los que quisieseis algún tipo de cambio en las fiestas locales lo dijeseis y detallaseis en el nivel que quisierais...si no llega a ser para algo directamente útil, al menos creo que podría ser inspirador.

Mis ideas al respecto suelen tender hacia juegos deportivos o recreativos de distinta índole...desde carreras de sacos, hasta billares, hasta balón prisionero, hasta deportes como tal, llegado el caso...cosas que seguramente sólo serían viables en "Espacios sin alcohol", en los que además se podría charlar animadamente sin tener que dejarte la garganta o exponerte a ciertas conductas indeseables.

Cierro el tochaco de entrada (disculpad la pared de texto, ésta entrada es copiada de un lugar donde es más incomodo dar formato a las entradas, en cuanto termine con la serie de reediciones de entrada mejoraré el formato de las mismas) dando las gracias a las personas que día tras día me han invitado a las fiestas y/o acompañado en ellas, y con dos videos captados por el omnipresente objetivo de mi hermana... uno del primer día, con comentarios irreverentes, y otro del último, en el que se puede escuchar como la gente me aplaude por el espectáculo y yo se lo agradezco :)


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